Hacia la salida a San Francisco del Rincón, mejor conocido como Los Limones, existió un predio amplio, el cual sería destinado a convertirse en un panteón municipal. Esto con la finalidad de poder dar sepultura a los cuerpos de las personas que habrían muerto a causa de la epidemia de tifo que para entonces, habría azotado a la ciudad de León de los Aldama.
Uno de los argumentos para que permaneciera inactivo y que no se dieran los permisos previos, era que el terreno no contaba con las condiciones óptimas para darle tal funcionamiento. Aunque quienes lo revisaron, consideraban que su tierra contaba con residuos de cal, y que esto podría ayudar para los entierros. No obstante, se argumentó lo contrario.
Desde 1892 se tomaría la decisión de convertir este terreno en panteón, el cual reemplazaría al de aquél entonces, el cementerio de San Miguel.
Existe en el archivo histórico un acta citada con la fecha 25 de abril de 1892, la cual habla sobre la supuesta planeación de la Inauguración de la obra para un 5 de mayo. Misma que nunca se llevó a cabo.
Pasado el tiempo, el Jefe Político de la ciudad, Dionisio Catalán, solicitó un permiso exclusivo para el Ingeniero Luis Long para que realizara las excavaciones necesarias en el lugar y así poder dar carácter de panteón. No obstante, la misma evaluación llevó a conclusión de que el lugar no se encontraba apto para dicho fin. Ya que la tierra no contaba con las condiciones necesarias de salubridad y prácticamente se llegaría a la conclusión inicial, la de rechazar el lugar para convertirlo en panteón, a pesar de la necesidad de este a causa de la epidemia de tifo.
En un manifiesto, con fecha 13 de febrero de 1895, se expresa que al lugar se le podría dar carácter de particular, pero esto llevaría a altos costos de inversión, ya que con estos gastos podrían abrirse otros panteones alrededor de la ciudad. Y es en este comunicado en donde se comprueba que para entonces, la ciudad de León, Gto. México., contaba con seis panteones, los cuales se trataban de: San Nicolás primero y segundo, San Cayetano, San Martín, San Miguel y el de los limones que nunca llegó a funcionar y a su vez el único en pertenecerle al municipio y no al estado.
A pesar de conocer la historia del lugar, algunos amantes de los sucesos paranormales han llegado a afirmar de la aparición de sombras y sucesos extraños en esta zona, que en la actualidad, se encuentra sellado con ladrillo, pero en el que se puede apreciar aún la fachada del famoso panteón de los limones. No obstante, los mitos creados por las personas son meras historias de las que solo existen especulaciones.
En la actualidad el lugar alberga talleres mecánicos, de carpintería y cuenta con un patio amplio.