Mi esposa tiene un negocio, un cibercafé. Empezó hace casi dos años y eventualmente se ha llenado de clientes, niños de edades de entre 6 a 16 años. La instalación de la red, la elección de los equipos, la instalación del software y de las aplicaciones que ofrecemos en el ciber yo las hice, ya que en parelelo, yo tengo mi trabajo, soy empleado en un banco donde me dedico al desarrollo del software y al análisis de sistemas computacionales. En toda mi vida nunca había entrado en actividades con niños, he trabajado con adultos y convivido con gente de mi edad, menciono esto porque la convivencia con niños comenzó a surgir en mi vida a raíz de que pusimos el negocio y he notado muchas cosas de las que considero que no son «normales» hoy en día. Y es que la pereza, la desmotivación, la agresión, la irresponsabilidad y la terrible relación social que aqueja a los jóvenes de hoy son un factor en común, ¿Qué les pasa a los jóvenes de hoy?, ¿Porqué no tienen respeto o una actitud hacia la vida con beneficios para sí mismos?. Soy mexicano, y como tal estoy consiente de que tenemos los valores en disciplina muy por debajo de los estándares mundiales, pero la irresponsabilidad en la que están insmicuidos nuestros niños y jóvenes es preocupante.
Cuando comenzamos con el negocio llegaban pocos clientes, inmediatamente notamos algo curioso, los niños ya no hacen tarea, ni la copian ni la bajan de internet, nos pagaban a nosotros porque investiguemos por ellos mientras entran al Facebook a revisar sus notificaciones, los jóvenes hacían lo mismo, ya no hacen sus tareas ni investigan, intentar hacer algo por ellos es inútil. A diario se leen escándalos en las noticias a causa del bullying y acoso escolar, leemos tabloides donde una exigencia por más mínima por parte de los maestros hacia sus alumnos ya es considerada como un agravio de índole considerable, ya no se puede exigir a la juventud por que es entablar controversia con sus derechos humanos. Y es que nuestras mediocres autoridades han propiciado este escenario con leyes y reformas que promueven la estupidez, la negligencia del magisterio sobre todo al Sur del país donde los paros y manifestaciones han sido el pan de cada día durante poco más de 30 años, el resago educativo muestra síntomas de una enfermedad terminal de la nación. Niños de secundaria no saben leer, ni las tablas de multiplicar, no saben dividir ni plantear problemas con operaciones básicas que puedo decir del álgebra, la lectura de comprensión es pésima o nula y no se diga del respeto hacia sus tutores.
Es triste, bastante triste. Nos preguntamos a cada día ¿Cómo es que se llegó a este punto?, ¿Qué hicimos mal?, ¿Porqué el gobierno promueve la mediocridad?, hace unos meses atrás se boletinaba en radio y televisión sobre la distribución gratuita de pantallas de plasma por parte del gobierno hacia la sociedad más marginada de diferentes zonas del país, en distintos estados de la República Mexicana se han llevado campañas para otorgar gratuitamente tabletas a estudiantes de escolaridad básica, vimos como se hacían filas desde la madrugada en los centros de distribución de dichas pantallas para obtener alguna. El cambio analógico a digital en algunas redes de telecomunicaciones es el motivo porque el gobierno otorgó estos equipos ¿Porqué este interés tan enfático por parte del gobierno cuando existen problemas realmente graves e importantes en el territorio mexicano?, eso nos hace sospechar que nos tiene sometidos pasivamente con las cadenas televisivas y sus programas basura para mantener «tranquila» a la gente y no alterarla por el entorno en el que se vive actualmente. El problema no solo es del gobierno, es de nosotros como padres, es de nosotros como amigos, como hermanos, y culquier clase de tutor o maestro, evitamos las responsabilidades y eso enseñamos a nuestros hijos, conseguimos ilegalmente beneficios y eso enseñamos, no exigimos ni el mínimo que deben rendir los niños en la escuela solapando sus conductas proyectando nuestros propios fracasos en ellos, les enseñamos a que no respeten a la autoridad de ningún grado. Esto nos ha traído delincuentes y una fuerte crisis social.
Vemos a los jóvenes de hoy en día que no tienen ninguna preocupación por su futuro, por estudiar una carrera o realizar una planificación de su vida, ver en qué se pueden emplear, conocer sus gustos para tomar la desición más adecuada, investigar sobre las necesidades de la sociedad para incorporarse a un trabajo donde sean productivos, no vemos interés en su desenvolvimiento personal, no se ven entusiasmados por querer lograr éxitos en sus vidas, no lo vemos.
Hace tiempo contratamos una chica para que nos hiciese el favor de atender el cibercafé debido a la saturación de trabajo tanto de mi esposa como el mío, y esta chica de 17 años padece de la misma enfermedad apática social: rara vez llega temprano, 5 minutos antes de su salida ya tiene preparadas sus cosas y está en la puerta de salida muy lista para irse, en sus horas laborales pasa gran parte del tiempo en Facebook y viendo videos, cuando se le pide algo, de mala gana lo hace como si se le estuviese pidiendo cosas muy ajenas a su trabajo, a varios meses que se incorporó al trabajo no se ha aprendido ningún precio, no se esmera para poder operar de mejor forma los equipos, no tiene ni la más mínima capacidad de colaboración o de iniciativa, está molesta a diario y piensa que el llegar en el horario por el cual fue contratada es un mérito y una buena razón para poder pedir aumento de sueldo, se sirve de todos los recursos que tenemos como teléfono, café, plumas, impresiones e internet sin la menor consideración de que no están para servirla a ella, se da sus privilegios constantemente como el de pedir permisos para no asistir, llevar amigas y ver la televisión. Recapacitando en todo esto, sus labores son sencillas como atender al cliente, mantener ordenado y limpio el lugar, ocasionalmente contestar el teléfono y ayudar a los usuarios con sus investigaciones, pero nunca lo hace, por no quedar mal con el cliente lo terminamos haciendo nosotros pero en otro equipo ya que el principal está ocupado por ella lo que nos lleva a otro problema su presencia. Por el contrario, en su actitud dennota que el trabajo que le ofrecimos lo percibe como mediocre, que ella está para más pero mientras obtiene una mejor oportunidad se quedará con el que tiene, así misma se ve como una persona inteligente con muchas virtudes, que nació para ser líder y por ende mandar y no que la manden, es terrible todo esto.
Reflexionando sobre este caso, el fin no es exponerla, es para tomarla como ejemplo, y así se encuentran millones de jóvenes en México, cuando vas al super y encuentras a ese joven que de mala gana te da información, a la recepcionista de la empresa distraída que no entregó tu mensaje, etc. Si alguien no es capaz de realizar actividades tan básicas y requerir los conocimientos en computación más sencillos ¿Que será de ellos entonces en un ambiente de trabajo mejor organizado, cuya plantilla laboral sea mucho mayor y con mayores exigencias? Me preocupa bastante la situación del país y la pobre conciencia de nuestros jóvenes.
En paralelo, un fenómeno que se suscita entre los jóvenes desde hace años es el fenómeno NINI que proviene del acrónimo inglés NEET (Not in Employment, Education or Training) que adecuado al castellano es: ni trabaja ni estudia. Según cifras del INEGI, los ninis en México se estabilizan en 7 millones de jóvenes lo que conyeva a recursos humanos desperdiciados un costo elevado para el país. Pero eso no es todo, esta fracción de población es la más reclutada por el narcotráfico debido a los beneficios que se les ofrece a cambio de los conocimientos con los que se posee, es algo atractivo para los jóvenes sin invertir mayor esfuerzo. Esta estadística se pronostica que se mantenga por 10 años, es decir, que no disminuya en el tiempo mencionado. Actualmente, los niños entre 0 a 14 años de edad, representan el 28% de la población total de México.
Este panorama me hace sentir insertidumbre, miedo y coraje. Cuando yo era niño, pasaba mucho tiempo en el nintendo y divirtiéndome a lo grande junto con mis compañeros, lo que sobraba de la tarde la dedicábamos a organizar entre nosotros mismos juegos al aire libre, en una ocasión, mi abuelo nos observaba y se nos acercó, yo les mencioné a todos de que se trataba de mi abuelo y nos dijo: Cuando yo tenía la edad de ustedes, no existían consolas de videojuegos, videocaseteras ni televisiones, a lo que uno de mis compañeros preguntó, ¿Entonces que hacían cómo vivían? y mi abuelo respondió: nos dedicábamos jugar al aire libre, a correr, saltar, a patear botes y sobre todo a vivir la vida, ustedes solamente la ven pasar. 25 años después respetuosamente corrijo a mi abuelo, los niños de ahora ni siquiera están viendo pasar su vida, han cerrado sus ojos, han dejado de sentir, están muertos en vida.