Fernando, un joven talentoso escritor de novelas de terror sostenía una relación amorosa con Natalia, recién regresaban de unas vacaciones en Stoneage y Londres con sus misteriosos callejones, el viaje él lo había planeado con el fin de distraer su mente, compartir más tiempo con su novia y ampliar su inspiración de su nueva novela, un relato de suspenso sobre una chica que moría misteriosamente del que llevaba un adelanto de 3 meses de trabajo. Natalia trabajaba de noche como doctora de emergencias en un hospital de Santiago Chile. Una semana después de haber regresado de vacaciones, Fernando retomó su escritura, lo que no sabía es que firmaba la sentencia de muerte de su hermosa novia. Eran las 9:00 p.m. cuando Natalia se despidió de él para dirigirse a su trabajo, tomó su auto y viajó hacia su destino, mientras Fernando tomaba un refrigerio para continuar con su novela, minutos después escribiría en su computadora portátil:
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Y la chica recorría en su vehículo las frías calles de la ciudad, una ciudad enorme, oscura y vacía, cuando de pronto tuvo la mala fortuna de encontrarse con un neumático averiado...
A unas cuántas calles, Natalia se detuvo estrepitosamente debido a que la llanta trasera de su vehículo se ponchó. Bajó a revisar y sintió un escalofrío al ver la soledad en la que se encontraba en esa oscura noche.
Mientras tanto Fernando retomaba su inspiración y seguía escribiendo:
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La solitaria chica sintió el frío que le ofrecía la noche, con valentía, bajó del vehículo y en ese momento, a lo lejos escuchó un agudo grito que le erizó la piel y la invadió de miedo, se escuchaba como un lamento sobrehumano de una mujer producido por un gran dolor...
En ese instante, Natalia escuchó un grito del que no pudo deducir de dónde provenía, y sintió una angustia y un miedo horrible, todo se encontraba cerrado y no supo a donde ir, el miedo no la dejaba pensar claramente así que comenzó a caminar muy deprisa hacia su trabajo. Fernando en su departamento continuaba:
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La chica se perdió en un callejón sin salida y al volverse para regresar por donde entró, vio la sombra de un hombre alto justo de frente a ella con un enorme cuchillo...
Despavorida, Natalia corrió y corrió sin dirección alguna, hasta que la pared de un callejón la envolvió y notó que alguien la seguía a sus espaldas, muerta de miedo preguntó quién es, no recibió respuesta pero distinguió en contraluz, la sombra de un arma punzo cortante.
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La joven murió con 19 puñaladas repartidas entre todo su cuerpo, no se supo el motivo de su asesinato ya que el cuerpo perduró hasta la mañana siguiente con sus pertenencias cuando una llamada anónima alertó a la policía del crimen...
Fernando recibía una llamada, volteó a ver el reloj de pared y enseguida el reloj de su teléfono móvil y se percató que el primero estaba atrasado con una hora pero no le dio importancia, cuando contestó el teléfono celular, pensó que era Natalia informándole que llegaría tarde ya que habían acordado reunirse a esa hora para tomar el almuerzo. Sin embargo, era la policía notificándole del percance. Fernando entró en shock, no podía dar credibilidad a lo que escuchaba, se levantó estrepitosamente de su asiento y lanzó al suelo su equipo portátil perdiendo al instante sus horas de trabajo, no podía conducir a causa de los nervios así que tomó un taxi rumbo al lugar. Al llegar, se identificó con la policía y exigió que lo llevaran hacia el cuerpo, al guiarlo, se percató que en verdad era Natalia que había muerto, quedó tendido en el asfalto llorando a grito abierto con una enorme tristeza y un enorme hueco en el corazón. Los noticieros locales informaron la muerte de dos mujeres muy cerca entre sí, la primera víctima era una anciana y la segunda era una joven doctora encontrada a pocas calles de la primera víctima.
Los últimos párrafos que había escrito Fernando antes de recibir la noticia fueron:
El hombre, al confirmar que en verdad era su novia la víctima del macabro homicidio, rompió en llanto a grito abierto con una enorme tristeza en su corazón. Pasaron los días y la tristeza no se iba para ese joven. Las investigaciones nunca dieron con el asesino, sin embargo aquel joven padecía de trastorno de identidad disociativo, es decir, tenía múltiples personalidades sin que una se diera cuenta de la existencia de la otra, en consecuencia, él había sido el autor del homicidio pero ni él mismo lo sabía, de niño vivió entre una familia disfuncional, su madre prostituta y su padrastro un alcohólico desempleado quien abusó de él en múltiples ocasiones. El joven fue el segundo hijo, el primero fue un aborto involuntario al que pretendían llamar Fernando. La poca educación que tuvo de niño se vio envuelto en problemas con sus superiores por su mala conducta. Había estado en prisión con sentencia reducida debido a su buen comportamiento en contraste a su personalidad agresiva...